En los últimos tiempos, en países latinoamericanos ha venido una nueva oleada, la solicitud de aborto legal, seguro y gratuito.
Ante esto surgen inquietudes: ¿es legal o debe ser legal matar a una persona? ¿Y más aún si es una persona indefensa y sin delito alguno? ¿Debe ser pagado por el Estado?
La respuesta ante estas interrogantes indudablemente es NO! La vida es un derecho inalienable, un derecho universal correspondiente a todo ser humano, el primero y necesario para concretar los demás.
Muchos manifiestan que el embrión y el feto es sólo un conjunto de células, pero la biología molecular, la embriología médica y la genética arrojan y avalan que la vida humana inicia en la fecundación (fusión entre espermatozoide y el óvulo) y a partir de ésta se inicia un proceso de desarrollo continuo e independiente de un ser genéticamente nuevo. Y, si hablamos de vida celular todos los seres humanos estamos formados por células (unidad anatómica y fisiológica que da lugar a la vida), las mismas que constituyen aparatos y sistemas que permiten la vida.
No podemos reclamar y exigir derechos cuando no defendemos y luchamos por el más importante de los Derechos Universales que es la vida, sin éste no tiene sentido el resto de derechos fundamentales.
El derecho a la vida es el tiempo para nacer, crecer y desarrollarse y de él se derivan del derecho inherente a la vida y de la supervivencia y desarrollo.
Cuando laten dos corazones en un solo cuerpo, hay dos vidas y ya no es decisión de la madre matar al hijo, la decisión debe ser antes. De ahí la necesidad de de una educación en valores y en planificación familiar, a ello deben encaminarse las políticas públicas a una educación sexual bien llevada, clara, no distorsionada con ideologías falsas que no pasan de tales, sino una educación brindada por personas capaces y especialistas que ayuden a la prevención y a asumir, también, que toda acción tiene su reacción de la cual se debe responsabilizar.