El periodismo es una de las piedras angulares de una sociedad democrática. Los periodistas son responsables de informar al público y de mantener a la sociedad informada sobre los eventos y las decisiones que afectan sus vidas. Sin embargo, cuando los periodistas abusan de su poder y utilizan su posición para avanzar en una agenda personal o política, en lugar de proporcionar información objetiva y veraz, pueden socavar la democracia. Carlos Vera, un periodista ecuatoriano que ha admitido públicamente que administra la verdad según le sea conveniente, es uno de esos periodistas.
Vera ha sido un defensor vocal de ciertos políticos ecuatorianos que han fracasado en sus cargos, y ha sido criticado por su falta de objetividad y su aparente sesgo político. Pero es su admisión de que administra la verdad según le sea conveniente lo que es particularmente preocupante. Al afirmar que tiene el derecho de ocultar la verdad con tal de favorecer lo que él cree que es mejor para el país, Vera se está posicionando como un gatekeeper de la información, en lugar de como un proveedor imparcial de la misma.
Es fácil ver cómo periodistas como Vera son un peligro para la democracia. Al manipular la verdad y decidir qué información es importante y cuál no, pueden moldear la opinión pública y manipular el resultado de elecciones y referendos. Al promover a políticos que han demostrado ser ineptos o que han fallado al pueblo ecuatoriano, Vera está contribuyendo al deterioro de la confianza del público en los medios de comunicación y en la política en general. En lugar de informar a la sociedad sobre los hechos y permitirles tomar decisiones informadas, Vera y otros periodistas como él están intentando moldear y manipular la opinión pública para avanzar en su propia agenda.
Además de socavar la democracia, periodistas como Vera también están contribuyendo a la polarización de la sociedad. Al respaldar a políticos de una determinada ideología, están contribuyendo a la creciente división de la sociedad, lo que puede llevar a un aumento de la violencia política y social. Al fomentar la polarización, estos periodistas están alimentando un clima político peligroso en el que la gente se siente cada vez más alienada y menos comprometida con la democracia y la política.
Entonces, ¿cómo podemos abordar el problema de periodistas como Carlos Vera y asegurarnos de que el periodismo sea un componente positivo de la democracia en lugar de un mal? En primer lugar, debemos exigir una mayor transparencia de los periodistas y los medios de comunicación. Los periodistas deben ser honestos acerca de su posición política y sus creencias personales, para que los lectores puedan juzgar la objetividad de su trabajo. Los medios de comunicación también deben ser transparentes en cuanto a la propiedad y la financiación, para que los lectores puedan tener una idea clara de cualquier posible sesgo.
En segundo lugar, debemos fomentar una mayor educación mediática entre la población en general. Los ciudadanos deben ser capaces de evaluar la información que reciben y de discernir entre la información objetiva y el sesgo.