Por: Aaron Rios Sarmiento
Un aliento nacional surgió de la gente cuando el pasado 23 de enero Juan Guaidó juramentara ante el pueblo venezolano como el legítimo y verdadero Presidente, en funciones, de Venezuela, dada la falsedad de las elecciones amañadas por el régimen de Nicolás Maduro, quien obviamente ya estaría en una posición de usurpación del poder público.
Desde entonces la política internacional ha estado dominada por símbolos y gestos provenientes de cada país o bloque. La acción exterior del Gobierno encargado de Venezuela ha estado centrada en: principalmente la búsqueda del reconocimiento a Juan Guaidó como Presidente en funciones de Venezuela por parte de la comunidad internacional y por ende el desconocimiento de Maduro como presidente activo, y con ello generar mayor atención internacional sobre el asunto en cuestión y poder convertirlo en presión tal que termine con un Maduro arrinconado sin opciones. La política exterior de la mayoría de países del hemisferio occidental, agremiados en el Grupo de Lima, tomó la firme decisión de reconocer al Presidente (e) de Venezuela mientras desconocía al gobernante Maduro y al régimen que representa, por ende, a sus funcionarios diplomáticos apostados en cada país integrante del Grupo, claramente con la salvedad de algunos, como México, debido en éste a la doctrina que rige para su política exterior, la doctrina Estrada (algunos con la opinión de que dicha postura, más allá de lo doctrinario, se entiende debido a los orígenes de izquierda de AMLO), y además contando con algunos aliados ideológicos o programáticos como Bolivia, o Uruguay por alguna otra razón.
Otros como la Unión Europea han tenido una postura dividida ya que de todos sus integrantes algunos apuestan por el reconocimiento de Guaidó, mientras que otros por una abstención en dicho reconocimiento. Pero en medio de todo, lo que mas destaca es la política exterior no de bloques sino de países unitarios del hemisferio y de otras latitudes. Los jugadores en escena mas fuertes son los Estados Unidos, con acciones como el embargo de las arcas fiscales de Venezuela despojando a Maduro del manejo de las mismas y otorgándoselas a Juan Guaidó, a la sazón de que por obvias razones si no se tiene el manejo económico de un país y de sus recursos, no se puede sostener el poder político y las riendas de dicho Estado. Los otros jugadores son Rusia, con aprovisionamiento de armamento, logística y recurso humano especializado, esto para el régimen ilegítimo, sumado esto a un fuerte financista como China. Y que decir de Cuba, que es por excelencia el régimen que ha dominado los hilos y recursos de Venezuela desde hace mucho, logrando poner en el poder a Chávez y manejando a Maduro, osea intromisor por naturaleza, e Irán, con las redes de inteligencia y espionaje y sus cuerpos logísticos de apoyo a grupos radicales islamistas que juegan en otras coordenadas.
Con todo ello nos damos cuenta que los intereses geopolíticos de los países ya cambiaron. Desde el Medio Oriente al Hemisferio occidental, giro inteligente de la administración Trump. Y en la región los más importantes son Colombia con Iván Duque y sobretodo Brasil con Jair Bolsonaro. Si bien Duque ha sido y es un activista por la causa venezolana y hasta ha sido galardonado con el premio Oswaldo Payá justamente por su búsqueda de la libertad de Venezuela, un jugador estratégico y que podría generar mayor presión y hasta entraría en acción de una manera mucho más contundente es Brasil en las manos de Bolsonaro. Desde hacía meses durante la campaña electoral para los comicios presidenciales en el país amazónico, ya Bolsonaro declaraba su afán por liberar a Venezuela del régimen que la gobernaba y que de ser posible entraría en acción para hacerlo a su vez que daba gestos de querer tener como aliado estratégico a Estados Unidos además de reunirse con el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu cuando ya era virtual presidente.
En la misma línea, Guaidó ha sabido escoger a sus embajadores para cada uno de los países que ya lo han reconocido como Presidente, y para con el gigante latinoamericano ha tenido el más grande acierto al nombrar a María Teresa Belandria como embajadora de Venezuela en dicho país. La Embajadora Belandria, politóloga, es una de las mejores especialistas en asuntos internacionales y en cuestiones de seguridad y defensa del hemisferio, así mismo ha sido asesora de la principal líder de la oposición venezolana, María Corina Machado; es una de las políticas más calificadas de su país y de la región y es muy conocida por su activismo por la libertad y la recuperación de Venezuela. De hecho es una de las decisiones más estratégicas de la política exterior de Guaidó sobretodo al enviarla a uno de los países geopolíticamente mas estratégicos del hemisferio sur, cuyo liderazgo político está fuertemente comprometido con la liberación de Venezuela y cuyas acciones están encaminadas a ponerle fin al régimen de Maduro.
Esta claro que si bien viene siendo una carrera de largo aliento, ahora ya se empieza a ver con mayor claridad un futuro mejor para Venezuela. Desde aquel 23 de enero, y aunque la lucha aún no termina, se reveló que la fuerza para esa lucha no es sino la esperanza que proviene de un pueblo, uno que ansía su libertad.
PS. Desde aquí un saludo grande a María Teresa Belandria, gran amiga, quien fuera también mi profesora en la National Defense University, en Washington DC, EEUU. Éxitos y mucha fuerza María Teresa! Pronto os llegará la ansiada paz!