ASSANGE Y LA SEGURIDAD NACIONAL

Aaron Rios Sarmiento

Aaron Rios Sarmiento

Politólogo e Internacionalista. Es Analista Internacional y especialista en asuntos de Defensa, Seguridad Nacional e Inteligencia. Cuenta con postgrado en Estrategia, Políticas Públicas y en Gerencia Política, es Asesor Político de autoridades y líderes en Perú e Iberoamérica. Se desempeña en ámbito publico y sector corporativo. Colabora con medios de comunicación y think tanks en materia de Radicalismo global, Análisis Político, Asuntos Económicos y Recursos Críticos.

Por: Aaron Rios Sarmiento

La noticia global en este momento está situada sobre la detención de Julian Assange por parte de las fuerzas policiales de Londres que, acatando una orden de extradición por parte de la justicia de los Estados Unidos se dispuso su captura inmediata. Esto posible gracias a que el Gobierno de Lenin Moreno, actual presidente de Ecuador, decidió de manera soberana retirar el asilo político a Assange, situado en la Embajada del Ecuador en Reino Unido.

Esta noticia ha traído consigo las más diversas opiniones al respecto, desde quienes apoyan la detención hasta quienes deploran el actuar de los gobiernos enfrascados en el asunto en cuestión. Lo cierto es que más allá de lo que la figura y el personaje de Assange representen en la cultura popular y hasta en las teorías de la conspiración, sus acciones son una guerra declarada a la seguridad nacional de cualquier país.

Fueron personas de izquierda quienes apoyaron a Assange en sus intentos de deshacerse de la justicia de varios países que le perseguían. Perseguido por Estados Unidos, por Reino Unido, y hasta por Suecia por cargos de violación, fue Rafael Correa, ex presidente de Ecuador, quien le concedió el asilo en la Embajada del Ecuador en Londres. Correa a su fiel estilo de baluarte del ‘socialismo del siglo XXI’ y enemigo declarado del ‘imperio yanki’ optó por encumbrar a Assange y al darle el asilo tácitamente lo estaba rotulando como un ‘perseguido político’. Bueno, nada más lejos de la realidad. Ahora Correa a través de su cuenta en Twitter ha saltado enfurecido y ha catalogado a Lenin Moreno como ‘traidor’ a la historia ecuatoriana y latinoamericana por haber entregado a Assange. Pero claro, Moreno ha sido un tipo práctico y que en lo real no puede luchar contra amenazas como el crimen organizado y el terrorismo mientras a la vez mantiene en una de sus embajadas a un perseguido por la justicia internacional. Esto de hecho es claramente usado también en su significado político, algo que ahondaría más la distancia entre Correa y Moreno, algo de política doméstica con proyección regional y trasatlántica.

Julian Assange creó hace varios años WikiLeaks, el mayor filtrado de documentos clasificados de la historia, poniendo al descubierto cables diplomáticos, mensajería de inteligencia, reportes militares, tanta información que era imposible ser procesada en el corto tiempo, pero que a medida que se iba exponiendo, aclaraba el panorama de la política global hasta cierto punto. ¿Pero qué tanto esto puede ser beneficioso? Pues una cosa es la transparencia y la rendición de cuentas, y otra muy distinta ventilar a los cuatro vientos los secretos que guarda un estado y sus gobiernos respecto de las acciones que toma para poder subsistir como tal. Descubrir y exponer cómo una nación lleva a cabo acciones contra los riesgos y amenazas que atentan contra su propia seguridad, es de por sí ya un atentado a la seguridad de dicho Estado. Suena a trabalenguas pero es lo real.

Encarna Assange y WikiLeaks el tipo de amenazas que de manera más común se suelen ver en estos días y que conlleva presupuestos y logística de tal manera que gobiernos en sus niveles estratégicos y operativos emplean denodados esfuerzos por contenerlo y repelerlo, el Ciberterrorismo. Los gobiernos tienen la obligación de dotarse de las facultades que sean necesarias para poder luchar contra el ciberterrorismo, el cibercrimen, puesto que ya las amenazas no son las tradicionales, han evolucionado, gran parte del crimen organizado trasnacional de llevar a cabo a través de ciberataques. El ‘hacking’ no es una cuestión romántica o de adolescentes que vemos en las películas, se trata de organizaciones transnacionales y muy bien estructuradas que llevan a cabo ataques que ponen en riesgo la vida de miles sino millones de personas, su seguridad se ve vulnerada. Los millones de dólares que se ‘pierden’ en un ciberataque a los bancos más grandes a nivel global, van a parar a manos de los grupos terroristas y eso ayuda a que sus acciones se ejecuten a escala internacional, llevándose consigo vidas y dejando desolación y muerte. Los ciberataques a las fuerzas armadas de países en conflicto con grupo terroristas, dejan al descubierto a los miles de soldados que diariamente ofrecen su vida por la de sus compatriotas y por su nación, y patrocinado por otros países con claros intereses geopolíticos y con hambre de destrucción.

Seamos claros, no es un juego de niños hackers, es crimen, y como tal, se debe pagar.

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